El apoyo a la diversidad sexual es, cada vez más, un buen negocio. Conforme las actitudes de nuevas generaciones se vuelven más favorables hacia la inclusión y la no discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, un número importante de empresas se ha percatado de la oportunidad de mercado que significa asumirse como aliadas de las causas LGBTI.
Según cálculos recientes, el poder adquisitivo de personas LGBTI y sus aliadas, tan sólo en Estados Unidos, ascendía a mil millones de dólares. Un gran porcentaje de personas de las generaciones milenial y Z consideran no sólo algo deseable sino indispensable que sus empleadores sean incluyentes. En corto, incluir es redituable.
No es sorpresa, por lo mismo, que cada junio vemos a empresas de todos los sectores e industrias sumarse al Mes del Orgullo: ya sea con una bandera en sus oficinas o en sus logotipos; con productos arcoíris de edición limitada; haciendo donativos públicos a organizaciones no gubernamentales; o participando en eventos, conferencias y hasta con carros alegóricos o patrocinios en marchas y desfiles. Sin embargo, la gran mayoría de estas empresas cometen el mismo error cuando se trata de inclusión y diversidad sexual: apuestan por utilizar un megáfono para anunciar que son aliadas, antes de utilizar un estetoscopio para evaluar si ellas mismas respetan los derechos de las personas LGBTI.
El riesgo es evidente: una y otra vez, empresas que se dicen aliadas terminan enfrentando una crisis reputacional cuando lo que dicen públicamente no coincide con lo que hacen; o cuando sus propias personas empleadas LGBTI desdicen el supuesto compromiso de la empresa con la inclusión. En Shift, hemos trabajado por años con empresas de distintos sectores en todo el mundo para ayudarles a entender de qué manera pueden estar impactando negativamente los derechos de personas LGBTI. Ello, con base en los Principios Rectores de Naciones Unidas, que son el estándar a nivel internacional sobre la responsabilidad que tienen las empresas de respetar los derechos humanos.
Según los Principios Rectores, toda empresa debe identificar de qué manera puede estar impactando negativamente los derechos de trabajadores, comunidades y consumidores en sus operaciones y a través de su cadena de valor. Ello incluye la manera en que una empresa puede estar contribuyendo a la discriminación y/o violencia que una persona sufre con motivo de su orientación sexual, identidad de género, expresión de género o características sexuales.
Desde luego, están los ejemplos más comunes: si una empresa discrimina en sus procesos de contratación, promoción o despido de personal o si trata a clientes de manera discriminatoria por su orientación sexual o identidad de género reales o percibidos, por nombrar algunos. Sin embargo, la responsabilidad empresarial no se detiene al asumir una actitud pasiva que se limite a no hacer daño. Tampoco puede cumplirse haciendo cambios a políticas y documentos internos, o estableciendo expectativas vagas en cláusulas de contratos con proveedores. Por el contrario, las empresas verdaderamente aliadas inician asumiendo que sin importar dónde operen en el mundo, la discriminación contra personas LGBTI existe en todas las sociedades; y que erradicarla, requiere de una labor activa para entender de qué manera pueden jugar un rol en desmantelar prejuicios, estigmas, estereotipos, estructuras de poder, políticas y actitudes que perpetúan fobias y desigualdad.
Para ayudar a empresas que quieren trabajar en ello, publicamos “Más Allá del Orgullo”, una guía breve que puede ayudar a las empresas a entender cómo pueden estar impactando los derechos de personas LGBTI, y qué pasos pueden tomar para prevenir riesgos y mitigar impactos, siempre de la mano de las personas potencialmente afectadas.
La inclusión y la diversidad ya no son un tema voluntario para las empresas; pero abordarlos de manera superficial es un riesgo aún mayor. Más que causar temor, ésta debe ser una invitación a la acción, a no dejar de utilizar el megáfono y estetoscopio para ser aliadas de las causas LGBTI.
Más sobre el autor:
Daniel Berezowsky Ramírez
Es Asesor Senior en Shift, el centro líder experto en los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos. Actualmente es miembro del Consejo Técnico de It Gets Better México. Es egresado de la Universidad Iberoamericana y cuenta con una Maestría en Asuntos Internacionales por la Universidad de Columbia.